jueves, 30 de noviembre de 2023

Repoblación, Yolanda Nava

 


Después de años de ausencia, una bandada de cigüeñas llegó al pueblo. Traían en sus picos tiernas criaturas que fueron repartiendo entre los vecinos. A Soledad le dejaron un infante de mofletes sonrosados, que logró que sus ropas atezadas mudaran a otras de colores vivos. En casa de los panaderos depositaron dos criaturas de piel trigueña. En el domicilio del alcalde soltaron un bebé orondo y dormilón, mientras que, la cotilla del pueblo, halló trillizas de mirada curiosa en su balcón.

El pueblo es ahora un lugar diferente. Hay muchos proyectos en marcha: reabrir la escuela, poner columpios en los parques, traer un pediatra al municipio…

Todos ansían el paso del tiempo para escuchar de nuevo el sonido de la infantil algarabía en sus juegos, en sus cánticos y risas. La Navidad, el Carnaval… cobrarán de nuevo sentido y las calles y las casas se llenarán otra vez de ruido.

Los vecinos pasean a sus criaturas con orgullo, aunque, celosos de sus bebés, nadie comenta sus inquietudes. Nada dicen sobre los apósitos que les han colocado en la espalda. En la intimidad de sus hogares apartan las vendas, vigilan las protuberancias y recortan con cuidado el incipiente plumaje.