viernes, 22 de octubre de 2021

Deux Ex Machina, Víctor Lorenzo Cinca

 

Imagen tomada de la Red



Lleva días pensando el final del cuento, pero no acaba de dar con la solución. Mientras, el protagonista espera perdido en mitad del desierto, solo y muerto de sed. Debe sacarlo de ahí de un modo original pero los finales que se le ocurren se desmoronan por su propio peso: éste por poco creíble, aquél por demasiado fácil, el otro por inconexo... Al fin, tras mucho darle vueltas al asunto, se le ocurre una gran idea para dar por concluido el relato. Por desgracia ya es tarde: cuando abre el documento guardado en el ordenador, una bandada de buitres picotea un bulto descarnado sobre la arena.

jueves, 14 de octubre de 2021

El Poder, Pedro Herrero



Imagen tomada de la Red


 Cuando falló el segundo motor del avión de pasajeros y el aparato empezó a perder altura, el copiloto pidió la inmediata dimisión del comandante de la aeronave, a quien hacía responsable de la inevitable catástrofe. En su opinión, la prepotencia del piloto fue lo que le impidió reaccionar tras el fallo del primer motor, confiando en su habilidad para remontar la situación y demorando el protocolo de emergencia previsto en esos casos.

Por su parte, con el avión entrando en caída libre, el piloto hizo un llamamiento a la calma y denunció ser objeto de una persecución injusta. También acusó a su subordinado de no perseguir otro objetivo que hacerse con el poder a toda costa. Mientras tanto, una parte del pasaje se había amotinado junto a la cabina de vuelo y hubo que hacer uso de la fuerza para restablecer el orden. Los afectados protestaron, al considerar que las medidas para desalojarlos habían sido desproporcionadas.

Como era de prever, con el avión ya fuera de control, el cruce de acusaciones entre unos y otros, mezcladas con gritos de pánico, ganó en intensidad conforme se hacía visible la zona en la que –todos ellos– iban a estrellarse. No obstante, en un último intento de mirar hacia el futuro, se apeló a la necesidad de unir esfuerzos a fin llegar a un acuerdo in extremis. Pero, incapaces de alcanzarlo, todas las partes decidieron, finalmente, volver a reunirse después del accidente.

lunes, 4 de octubre de 2021

Antología de ausencias. Salvador Terceño


Imagen tomada de la Red


La librería cerró tras los primeros bombardeos. Aunque un obús había hecho desaparecer el estanco y la mercería de doña Pura, su fachada solo mostraba ráfagas de disparos.
El viejo librero no aparecía y yo, con menos vocación pero más hambre, tras terminar la guerra, decidí arreglarla.
No había libros —habían sido destruidos—, pero aquello no me pareció un obstáculo insalvable. Desempolvé las estanterías vacías e identifiqué con cartelitos las diferentes secciones. Recoloqué el viejo letrero y, una mañana de verano, reabrí sus puertas.
El primer cliente tardó varias semanas en entrar. Preguntó por una antología poética.
—Pasillo dos, “Poesía en castellano”—, respondí.
El cliente estudió minuciosamente las baldas, rastreando aquella vacuidad con su índice. Pareció encontrar algo incorpóreo que extrajo, abrió y simuló hojear.
—Me lo llevo—, dijo.
Introdujo la mano en un bolsillo y, tras poner sus dedos desnudos sobre mi palma, salió tarareando.
Los clientes empezaron a frecuentarla con asiduidad. Tomaban libros inexistentes, se sentaban a leer, pasaban hojas teatralmente y terminaban pagando con un ademán. Comenzó a percibirse cierta ilusión.
Y yo, como cada noche, regresaba a mi piso, ponía un plato vacío sobre la mesa y, con lánguidas cucharadas, simulaba comer aire.