sábado, 27 de febrero de 2021

Perros. Julia Otxoa


 

Imagen tomada de la Red


El cantante ajusta su voz y sale al escenario, con estupor observa que el teatro está repleto de perros formalmente sentados en sus butacas. Intenta guardar la calma, ante todo es un buen profesional, cuando acabe la sesión ya pedirá las debidas explicaciones.

Tras su actuación y después de escuchar los aplausos que le dedica la perruna audiencia, se vuelve hacia la orquesta, todos los músicos son también perros de diversas razas y tamaños. Se frota los ojos, se pellizca por todas partes con insistencia intentando despertar, debe tratarse sin duda de un sueño.

Pero no es un sueño, nervioso echa a correr, intenta salir precipitadamente del edificio, pero alguien se lo impide agarrándole con fuerza de un brazo -¿Qué diablos te pasa?

Se vuelve hacia quien le retiene, a su espalda, un enorme bulldog le mira asombrado, arrastrándolo seguidamente hacia la barra de la cafetería del teatro. Allí, atónito, se contempla a sí mismo ante el espejo.

jueves, 25 de febrero de 2021

Placeres y amores. Gabriel de Biurrun Baquedano



Imagen tomada de la Red


Sentado en la playa de Izulde, con la espalda apoyada en la pared de roca, Agustín la observa pasear. Ella se entretiene pisando suave y sintiendo la arena entre los dedos. Él juega, con el libro delante de la cara, a leer sin mirar, mientras la ve, de cintura para arriba, por encima de las páginas.

Y como los amores y los placeres son lo mismo, en cierto modo, ella se acerca saltando y bailando con sus dos largas páginas mientras Agustín sonríe y deja el posavasos entre las piernas del libro.

lunes, 22 de febrero de 2021

Tocar a clamores. Teresa Serván

 

Imagen tomada de la Red


      Si la campana toca tres veces, la aldea ya sabe que ha fallecido un hombre. No importa tanto el muerto como que la campana ha dejado retumbo y, cuando ésta no toca limpio, los aldeanos saben que alguien más perderá la vida. Es que la muerte no está contenta y un frenesí se apodera del lugar. De los enfermos, que padecen síntomas imposibles. De los sanos, que enferman sin previo aviso. De los asesinos, que buscan víctimas en cualquier parte. Durante los siguientes días, las calles se convierten en emboscadas, en riñas, brotan los celos. Relucen las hojas de las navajas bajo el sol del desierto. A la aldea le entra prisa por enterrar a ese otro cadáver que le devuelva la normalidad. Que, tal vez, calme a la muerte.

sábado, 20 de febrero de 2021

El drama del desencantado. Gabriel García Márquez


Imagen tomada de la Red



El drama del desencantado que se arrojó a la calle desde el décimo piso, y a medida que caía iba viendo a través de las ventanas la intimidad de sus vecinos, las pequeñas tragedias domésticas, los amores furtivos, los breves instantes de felicidad, cuyas noticias no habían llegado nunca hasta la escalera común, de modo que en el instante de reventarse contra el pavimento de la calle había cambiado por completo su concepción del mundo, y había llegado a la conclusión de que aquella vida que abandonaba para siempre por la puerta falsa valía la pena de ser vivida.

viernes, 19 de febrero de 2021

El abuelo. Alejandro Bentivoglio

Imagen tomada de la Red



Está en la sala familiar. Permanece inmóvil, incluso luego de oscurecer. No responde a los que le hablan, ni siquiera a sus más íntimos amigos. Con el transcurso de los días descubrimos que ya no se alimenta. Sabemos que aún respira, pero ya hemos desistido de buscarle conversación. Su mutismo es irreversible. Finalmente alguien lo coloca en una maceta y allí lo dejamos. Procuramos regarlo dos o tres veces por semana.

miércoles, 17 de febrero de 2021

La marioneta. Javier Puche


 

Imagen tomada de la Red


Un hombre dudaba entre casarse o no con su novia de toda la vida, con la que llevaba ya seis primaveras. Para hacerse una idea le pidió a un adivino que le mostrase en su bola de cristal cómo estaría ella al cabo de dos años. La bola le mostró una imagen de su novia con al menos treinta kilos de más.

Ante semejante visión, el hombre decidió abandonar a su novia, a su esbelta novia de toda la vida, y ésta, desesperada, sintiéndose morir, rechazada por el amor de su vida, empezó a comer y comer como una loca.

martes, 16 de febrero de 2021

Una miradita al futuro. Roberto Malo


 

Imagen tomada de la Red


Un hombre dudaba entre casarse o no con su novia de toda la vida, con la que llevaba ya seis primaveras. Para hacerse una idea le pidió a un adivino que le mostrase en su bola de cristal cómo estaría ella al cabo de dos años. La bola le mostró una imagen de su novia con al menos treinta kilos de más.

Ante semejante visión, el hombre decidió abandonar a su novia, a su esbelta novia de toda la vida, y ésta, desesperada, sintiéndose morir, rechazada por el amor de su vida, empezó a comer y comer como una loca.

El tiovivo. Ana María Matute


 Imagen tomada de la Red


El niño que no tenía perras gordas merodeaba por la feria con las manos en los bolsillos, buscando por el suelo. El niño que no tenía perras gordas no quería mirar al tiro en blanco, ni a la noria, ni, sobre todo, al tiovivo de los caballos amarillos, encarnados y verdes, ensartados en barras de oro. El niño que no tenía perras gordas, cuando miraba con el rabillo del ojo, decía: “Eso es una tontería que no lleva a ninguna parte. Sólo da vueltas y vueltas y no lleva a ninguna parte”. Un día de lluvia, el niño encontró en el suelo una chapa redonda de hojalata; la mejor chapa de la mejor botella de cerveza que viera nunca. La chapa brillaba tanto que el niño la cogió y se fue corriendo al tiovivo, para comprar todas las vueltas. Y aunque llovía y el tiovivo estaba tapado con la lona, en silencio y quieto, subió en un caballo de oro que tenía grandes alas. Y el tiovivo empezó a dar vueltas, vueltas, y la música se puso a dar gritos entre la gente, como él no vio nunca. Pero aquel tiovivo era tan grande, tan grande, que nunca terminaba su vuelta, y los rostros de la feria, y los tolditos, y la lluvia, se alejaron de él. “Qué hermoso es no ir a ninguna parte”, pensó el niño, que nunca estuvo tan alegre. Cuando el sol secó la tierra mojada, y el hombre levantó la lona, todo el mundo huyó, gritando. Y ningún niño quiso volver a montar en aquel tiovivo.

sábado, 13 de febrero de 2021

Horror en la casa embrujada. Juan Jacinto Muñoz Rengel


 Imagen tomada de la Red


Camila sabrá lo que hace, pero a mí no me parece que entrar en la casa embrujada sea una buena idea. Quiero ir a contarles a sus padres  lo que va a hacer, pero los amigos de Víctor me detienen, ellos también le temen.

Después de un rato jugando al escondite aparece Víctor que, sonriente, se pierde entre su séquito vitoreante. Un momento después sale Camila, con la mirada perdida, caminando lento. La acompaño a casa, en silencio, y, en la puerta, le pregunto qué pasó en la casa embrujada. Conteniendo las lágrimas me susurra al oído, los fantasmas no existen.

miércoles, 10 de febrero de 2021

Quedábamos para estudiar latín. Pablo Gonz


Imagen tomada de la Red

 

Recordaré in æternum la primera vez que Margarita y yo hicimos el amor. Habíamos quedado ad portas de la biblioteca y yo la vi aparecer inter allia, con esa minifalda tan sui generis que tenía. «Ecce homo!» dijo al verme y mutatis mutandis fuimos a tirarnos en la hierba. In illo tempore anochecía tarde, así que nos pusimos a conversar de nuestras cosas. Pero nolens, volens yo me puse hecho un borrico y empecé a besarla in pectoreVade retro! –dijo ella–. Sol lucet omnibus, pero enseguida surgió inter nos la idea de escondernos entre unos arbustos. Hic et nunc, bramaba yo. Gaudeamus, me jaleó Margarita. Y entonces le subí la camiseta y empecé a chupárselas ex æquo. Ella, quid pro quo, me bajó los pantalones y de visu se entusiasmó grosso modo, así que sacó un conditio sine qua non que había traído ex professo y me lo puso in extremisDe facto hicimos el amor como lobos, es decir ad libitum; y a posteriori dejamos el loco citato jurándonos repetirlo sine die.

Nagasaki. Alfonso Sastre



Imagen tomada de la Red



 Me llamo Yanajido. Trabajo en Nagasaki y había venido a ver a mis padres en Hiroshima. Ahora ellos han muerto. Yo sufro mucho por esta pérdida y también por mis horribles quemaduras. Ya sólo deseo volver a Nagasaki con mi mujer y mis hijos. Dada la confusión de estos momentos, no creo que pueda llegar a Nagasaki enseguida, como sería mi deseo; pero sea como sea, yo camino hacia allá. No quisiera morir en el camino. ¡Ojalá llegue a tiempo de abrazarlos!

viernes, 5 de febrero de 2021

El dragón. Harold Kremer


     Imagen tomada de la Red


 Cuando el mundo conocido solo era China, el dragón Han se apareció en sueños al rey Tong y le dijo:

      —Al despertar solo tendrás un día más de vida y luego morirás. Podrás seguir viviendo si construyes para mí un castillo que dure mil años.

     Cuando despertó, el rey olvidó el sueño. Al anochecer, cuando faltaban apenas seis horas para la sentencia, lo recordó y llamó de prisa a sus ministros, consejeros y magos.

      —Pronto moriré  —concluyó después de contar su sueño —. Si alguno de ustedes tiene una solución quiero oírla.

     Divagaron durante horas hasta que uno de los consejeros trajo unas copas de licor. En la del rey echó un fuerte somnífero que lo hizo dormir inmediatamente. 

      —¿Pero qué hiciste, siniestro consejero?  —clamaron en coro los hombres. 

      —Salvarlo  —respondió —. Solo en sueños podrá construir ese castillo.

Aviso. María José Barrios González


 Imagen tomada de la Red


Estimados clientes, he salido un momento a pedir la mano de Rosaura, la hija del sastre. Llevo demasiado tiempo solo. Si acepta, huiremos juntos de la ciudad, nos casaremos en la primera iglesia que encontremos en el camino, y tendremos dos hijos. Al mayor lo llamaremos Anselmo, por mi abuelo. De lo contrario, volveré en cinco minutos. Gracias y disculpen las molestias. 

miércoles, 3 de febrero de 2021

El hombre invisible. Gabriel Jiménez Emán


 

Imagen tomada de la Red


“Aquel hombre era invisible, pero nadie se percató de ello” 

Tres cosas antes de morir. Sandro Centurión


 Imagen tomada de la Red



Plantar un árbol, tener un hijo, escribir un libro. Podía morir tranquilo. Sin embargo cuando le llegó la hora se dio cuenta que jamás había viajado en barco, ni había escalado una montaña, ni se había emborrachado con tequila, entonces se puso en campaña para hacer esas tres cosas antes de morir. Las hizo en poco tiempo y ya en su lecho de muerte cayó en la cuenta de que jamás había cazado un tigre, ni había buceado en aguas cristalinas, ni le había cantado una canción al oído a una muchacha. Se levantó de un salto y salió corriendo. Un tiempo después estuvo a punto de morirse pero recordó que nunca había comido helado de chocolate en la mañana, ni había arrojado flores al río, ni había cantado ópera bajo la ducha.

Dicen que anda haciendo cosas increíbles por el mundo. Sólo tres cosas más antes de morir, dice y sigue viviendo.

lunes, 1 de febrero de 2021

Ensayos. Lola Sanabria


Imagen tomada de la Red


 Repaso sus ropas, las plancho, las doblo, les introduzco caramelos en los bolsillos del pantalón. Coso el ojo del hipopótamo, los lunares a la mariquita. Les preparo macarrones, croquetas, albóndigas, pizza, hamburguesas. Lo guardo todo en tupers etiquetados dentro del frigorífico. Dejo pan con chocolate sobre la mesa de la cocina, para la merienda. La última vez llegué hasta la estación, hoy tal vez pueda coger ese tren.