sábado, 27 de marzo de 2021

Ya no te quiero, Ana Vidal


Imagen tomada de la Red


Sé que crees que no te escucho y no es eso, de verdad que lo intento. Cuando me hablas, tus palabras entran en mis pabellones auditivos, donde se tropiezan con un silencio de catedral. Avanzan firmes hasta que llegan al martillo que las golpea sin piedad contra el yunque mientras ellas, con terror, tratan de sujetarse al estribo. Parece imposible, lo sé, pero algunas consiguen pasar y continuar el camino. Entonces se pierden en el laberinto y rebotan asustadas con el vestíbulo, el utrículo, el sáculo y la cóclea. Finalmente aterrizan en el nervio auditivo. Es él quien las trae rotas a mi cerebro. Es inútil, una vez allí no las entiendo. No sé qué tratas de decirme.

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