jueves, 14 de octubre de 2021

El Poder, Pedro Herrero



Imagen tomada de la Red


 Cuando falló el segundo motor del avión de pasajeros y el aparato empezó a perder altura, el copiloto pidió la inmediata dimisión del comandante de la aeronave, a quien hacía responsable de la inevitable catástrofe. En su opinión, la prepotencia del piloto fue lo que le impidió reaccionar tras el fallo del primer motor, confiando en su habilidad para remontar la situación y demorando el protocolo de emergencia previsto en esos casos.

Por su parte, con el avión entrando en caída libre, el piloto hizo un llamamiento a la calma y denunció ser objeto de una persecución injusta. También acusó a su subordinado de no perseguir otro objetivo que hacerse con el poder a toda costa. Mientras tanto, una parte del pasaje se había amotinado junto a la cabina de vuelo y hubo que hacer uso de la fuerza para restablecer el orden. Los afectados protestaron, al considerar que las medidas para desalojarlos habían sido desproporcionadas.

Como era de prever, con el avión ya fuera de control, el cruce de acusaciones entre unos y otros, mezcladas con gritos de pánico, ganó en intensidad conforme se hacía visible la zona en la que –todos ellos– iban a estrellarse. No obstante, en un último intento de mirar hacia el futuro, se apeló a la necesidad de unir esfuerzos a fin llegar a un acuerdo in extremis. Pero, incapaces de alcanzarlo, todas las partes decidieron, finalmente, volver a reunirse después del accidente.

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