viernes, 19 de febrero de 2021

El abuelo. Alejandro Bentivoglio

Imagen tomada de la Red



Está en la sala familiar. Permanece inmóvil, incluso luego de oscurecer. No responde a los que le hablan, ni siquiera a sus más íntimos amigos. Con el transcurso de los días descubrimos que ya no se alimenta. Sabemos que aún respira, pero ya hemos desistido de buscarle conversación. Su mutismo es irreversible. Finalmente alguien lo coloca en una maceta y allí lo dejamos. Procuramos regarlo dos o tres veces por semana.

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