jueves, 21 de enero de 2021

Pegaso. Esteban Dublín


Imagen tomada de la Red



—Mariana, se acerca tu cumpleaños…
—Ya sé, papá….
—¿Qué te gustaría de regalo?
—Un pegaso…
—¿Un pegaso…?
—Sí, papá, un pegaso, ¿los conoces? Son caballos con alas… Se encuentran muy fácil...
—Muy fácil, claro… ¿dónde consigo uno?
—Papá, ¿cómo me preguntas eso? Cualquiera que quiera puede conseguir un pegaso.
—Sí, hija, claro… Me gustaría saber dónde lo viste para poder comprártelo…
—Papá…. ¿pero qué cosas dices? Los pegasos no se compran…
—¿Cómo que no se compran…? Todo se compra, Mariana. Nada es gratis en la vida.
—Los pegasos se imaginan, papá, debes cerrar los ojos, pensar en uno y, luego, tararán… Aparecen.
—Claro, hija, claro… ¿No te gustaría otra cosa? Una muñeca… ¿Una bicicleta, tal vez?
—Papá, yo quiero un pegaso, pero no para mí, sino para ti…
—¿Para mí…?
—Sí, papá, yo ya tengo muchos…
—No, hija, gracias, pero yo no me puedo regalar un pegaso. Los pegasos no existen…
—Eso mismo dicen ellos…
—Dicen quiénes…
—Los pegasos. Dicen que los papás no existen.

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